• El proceso electoral de Atlautla dejó una lección: el membrete de MORENA es inútil por sí mismo.
Opinión / José Manuel Miranda
ZONA ORIENTE, Edoméx.- En política las formas son fondo, y las señales que indujeron el resultado de la elección del municipio de Atlautla -un territorio sin gran peso específico para los grandes partidos-, son una evidencia clara de que a los grillos desatados no les alcanza con colgarse de membretes, ni glorias pasadas para conquistar lo que desean.
Esta elección tan manoseada con la intromisión de personas ajenas al territorio de Atlautla, fue un signo inequívoco que marcó un proceso que, aunque pacifico, llenó de tensión a los habitantes que se vieron sometidos a un segundo escrutinio, todo gracias a la destitución de un alcalde electo el año pasado que ejerció violencia política de género contra una rival.
Tal decisión que obligara a una segunda elección, se propició a partir de que MORENA no defendió a su candidato triunfador porque éste se desmarcó de sus colaboradores y del partido mismo que lo ayudó a ganar, al pretender y declarar que él triunfó debido a su simpatía y gracia personales y nada más.
Por eso MORENA no lo repitió como candidato en el repuesto proceso electoral.
Ahora, aquí no se puede estar pensando en qué partido ganó, sino en qué personaje fue el que ganó en realidad y quiénes perdieron.
El candidato Raúl Navarro Rivera amparado con las siglas del PRD, arrasó con poquito más del 30 por ciento en una elección de 12 mil 546 votos; sin embargo, no fue a causa de ese instituto político el que haya obtenido el triunfo.
La relación que Navarro tuvo que buscar con el PRD, luego de no obtener de su partido tradicional el PAN la nominación para contender por la presidencia municipal, la consiguió en la persona de Enrique Espejel Hernández -personaje dedicado a la política en el municipio de Chalco-, hecho que le ayudó para poder competir legalmente.
El problema es que Navarro estará sujeto a lo que Enrique Espejel decida a partir de los acuerdos con contratistas de obra y comercializadores («inversionistas»), por haber sido el facilitador del flujo de dinero que libró de las pretendidas deudas de Navarro con el SAT, y que sirvió para pagar la logística de campaña es decir, este acuerdo tras bambalinas, pone el futuro inmediato de Atlautla en manos de un personaje que no ganó la elección en las urnas.
De hecho, esta elección extraordinaria se puede calificar como una lucha de «egos», donde se acusa la intromisión de agentes propagandistas provenientes principalmente del municipio de Chalco, desde la diputada local Anaís Burgos, o la diputada Beatriz García, hasta el primer edil de ese lugar, pasando por los chapulines que antes eran los ‘naranjas’ de Movimiento Ciudadano encabezados por Miguel Ángel Xolalpa, y que ahora se presentan cobijados bajo el membrete de MORENA.
Tal rebambaramba indica que, pese a que Atlautla no representa mucha importancia política en el Estado de México, la lucha por posicionarse en la zona de los volcanes por parte de algunos personajes -quienes pretenden demostrar que son ‘jeques’ regionales-, se intensificó, en un intento por demostrar lo que podrían ofrecer para el año que viene en la elección a gobernador.
El resultado de sus esfuerzos fue ridículamente pírrico y evidencia que colgarse de membretes aunque sea el del partido gobernante en el país, no sirve de mucho por sí mismo.
Es por eso que, en una elección extraordinaria en la que se presentaron ocho candidatos y MORENA obtuviera el 4° lugar, se puede inferir una lección política: a MORENA se le puede vencer cuando el Presidente AMLO está fuera del radar electoral es decir, si López Obrador no interviene directamente, el partido guinda es vulnerable en sus aspiraciones como el que más.
Como organización política y sin la figura de AMLO, MORENA es propensa a la derrota…